Un entrenamiento adecuado permite recuperar funciones años después de un ictus. El cerebro es más maleable de lo que se pensaba. Incluso décadas después de un ictus las células nerviosas son capaces de readaptarse y crear nuevas estructuras: la mayoría de las veces las parálisis desaparecen y se recupera el habla.
Lani Bernier estaba bajo la ducha cuando todo su lado izquierdo se tornó extrañamente lánguido. La mujer, que estaba embarazada, perdió el equilibrio. El diagnóstico fue inequívoco: ictus. A causa de una inflamación cardiaca, en el cuerpo de esta mujer de 33 años se había formado un coágulo que se alojó en el cerebro.
Miles de millones de células nerviosas responsables del movimiento del lado izquierdo del cuerpo dejaron de recibir oxígeno: la pierna respectiva ya no respondía, el brazo izquierdo sólo se balanceaba. Lani Bernier dio a luz a un niño sano, pero siguió imposibilitada por las consecuencias de este ataque. Tras cuatro meses de fisioterapia, en 1987 se dio por terminado su tratamiento porque "se habían agotado todas las posibilidades terapéuticas".
A partir de ese momento esta química de profesión y madre de tres niños, se acostumbró a realizar todas las tareas domésticas y del laboratorio con la mano derecha; en la izquierda tenía siempre el puño cerrado.
Pero ahora, 20 años después, todo ha cambiado: "Ahora puedo hacer con la mano enferma muchas cosas que antes no podía", asegura Bernier, que informa sobre sus triunfos: coger prendas de los cajones, contestar el teléfono o accionar el interruptor de la luz, todo con la izquierda.
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