¿Cuándo comenzar? Desde el primer momento del nacimiento: durante el primer mes se trata más de tocar que de dar un masaje, solamente que las manos recorran su cuerpo, con técnica suave y nunca invasiva.
No se debe tocar el vientre hasta que el cordón no se haya desprendido y hasta que cumpla el mes no haremos presión. De la misma manera seremos muy suaves en la cara. Siempre nos será más fácil comenzar con bebés por debajo de los 8-10 meses.
En el caso de los niños prematuros o que fueron hospitalizados muy pequeños, el masaje cumple una función muy importante para establecer y mantener la conducta de apego, pero se requiere de un ritmo más lento, de mucho respeto y paciencia. Quizá sólo toleren al principio toques de relajación con tención.
Los masajes deben adaptarse a las distintas fases del desarrollo motriz y emocional del niño. A partir de los 6 meses podemos hacer el masaje más profundo. Será un reto porque sólo quieren moverse. Habrá que introducir canciones y juegos. Entre los 12-14 meses que empiezan a caminar, tenemos que respetar y tolerar la necesidad de movimiento y adaptar el masaje. ¿Qué tal si nos tiramos al suelo, nos manchamos de aceite, y disfrutamos de nuestros hijos desde su mundo?...
Podemos añadir a la sesión de masaje todo lo que se nos ocurra y todo lo que sabemos que le gusta al niño: pelotas pequeñas, plumas de colores, purpurina, pinturas para la piel,...
No hace falta estar tumbados: de pie, sentado, cuando toma “teta” o biberón.
De los tres años en adelante, el niño va a disfrutar mucho del masaje. Puedes contar un cuento y hacer el masaje tranquilamente, o hacerlo más un juego. Cuando el niño es mayor la preparación del lugar la haremos entre todos: unos buscan una esterilla para el suelo, otros los aceites, etc. Cuando todo esté preparado toca desvestirse, es importante que todos podamos mostrar nuestro cuerpo para ser masajeados. No hace falta seguir una rutina, podemos dar masaje sólo en una zona, inventarnos movimientos con ellos, dar masaje indirecto usando pelotas pequeñas o pañuelos, plumas.
MEDICINA NATURISTA, 2007; Vol. 1 - Nº2
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