Aunque no seamos conscientes de ello, vivimos en un mundo plagado de estereotipos que reflejan opiniones generalizadas en la sociedad. La psicóloga estadounidense Susan Fiske analiza desde hace un cuarto de siglo cómo nos formamos impresiones de los demás y cómo afectan los prejuicios culturales a nuestras relaciones.
¡Las personas somos complicadas! El hecho de mirar a una a la cara y poder formarnos una impresión de cómo es, de si es simpática, de su personalidad o de su grado de lealtad resulta fascinante. Lo más increíble es que sólo necesitamos una fracción de segundo para decidir si confiamos o no en ella. Aunque, claro, tenemos que hacerlo así para poder sobrevivir.
Cuando conocemos a alguien, nos fijamos, sobre todo, en su boca, en si nos parece que está ligeramente sonriente o, por el contrario, denota enfado. Así inferimos si una persona es dominante o afable. También influyen los rasgos de madurez de sus facciones. Cuanto más masculinas sean, más seguras nos parecen. En mi laboratorio estudiamos los distintos grupos sociales y morales a los que pertenece la gente y analizamos qué ven los demás cuando miran a la cara a miembros de otros colectivos. Hemos descubierto que la primera clasificación que hacemos tiene que ver con la etnia, la edad y el género. La clase social nos resulta algo más complicada, aunque también la acabamos pescando rápidamente.
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Fuente: entrevista realizada a Susan Fiske por la revista muyINTERESANTE
“La diferencia nos incomoda”
28 ene 2009
Etiquetas:
Curiosidades
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