Ramón Williams en la década de los sesenta, hizo un diagnóstico general del síndrome que afecta a uno de cada 20.000 nacimientos (síndrome de Williams). Este Síndrome se caracteriza por: hipercalcemia, insuficiencia cardíaca, patrón inusual del iris en forma de estrella y discapacidad intelectual con diversidad en los ritmos de aprendizaje acompañada de rasgos faciales con frente muy amplia, nariz respingona, mala oclusión dental y labios gruesos. Además, estas personas presentan una estatura muy baja, hiperactividad, personalidad extravertida y riqueza en su expresión oral. También se observa hiperacusia o sensibilidad excesiva a los ruidos y una excelente capacidad musical. El origen parece situarse en la ausencia de una porción de uno de los cromosomas número 7 y el diagnóstico lo efectúa un médico genetista pudiendo ser confirmada por un análisis de laboratorio denominado “F.I.S.H.”
El tratamiento depende de cada caso, pero en general se eliminan los suplementos de calcio de la dieta si existe hipercalcemia y la vitamina D. También se estudia con precaución la sedación o anestesia general porque suelen presentar efectos adversos. Por ultimo, se llevan a cabo programas de educación especial individualizados, terapia del lenguaje y terapia ocupacional con el fin de poder conseguir una integración social y laboral en la edad adulta ya que, si se trata precozmente, existen grandes posibilidades de llevar a cabo una vida normal.
En nuestro país, la novela de Gonzalo Mouré denominada “El síndrome de Mozart”, supuso la carta de presentación de este tema al presentar la historia de un chico con síndrome de Williams, pero ya con anterioridad se había relacionado al músico con él. En concreto, se hizo un examen exhaustivo de los rasgos faciales de Mozart. Se encontraron opiniones de sus médicos acerca de su estrabismo, de la mala disposición de sus dientes y de su corta estatura: 1,50. También aparecieron indicios biográficos que destacaban particularidades en la forma de comportarse: hiperactividad, ciertos tics como el tocar repetidas veces a la persona que se situaba a su lado, lenguaje escatológico (patente en la correspondencia personal con su prima o con su mujer) En cuanto a la hiperacusia, esta también estaba presente en la figura del músico. Cuentan sus biógrafos que no soportaba el ruido de la trompeta; solo la podía tolerar si se enmascaraba con el resto de la orquesta. Si la oía sola se desmayaba. Parece además increible que un compositor tan precoz como brillante (17 óperas, 41 sinfonías, 27 conciertos y 17 sonatas hasta su muerte prematura con tan sólo 35 años) fuese incapaz en la edad adulta de atarse los zapatos o de partir un filete, de administrarse económicamente o de tener un mínima planificación .En fin, tan genial en su música como caótico en su vida diaria.
Fuente: http://www.filomusica.com/filo85/sindrome.html
Más información:
- Asociación Síndrome Williams de España.
- Asociación Andaluza Síndrome de Williams.
- Asociación Valenciana Síndrome de Williams. En esta web existe un apartado en el que se puede encontrar información sobre las técnicas de enseñanza generales para tratar con alumnado afectado de Síndrome de Williams, estrategias para afrontar los trastornos viso espaciales y manipulativos, el déficit de atención y la mejora de habilidades verbales (click aquí).
Vídeos de la entrevista realizada a Pomi García, presidenta de la Asociación Andaluza Síndrome de Williams (SERMAPASE): Vídeo nº1 - Vídeo nº2 - Vídeo nº3 - Vídeo nº4.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario