Tenemos un amor incondicional a nuestros hijos, lo entregamos de forma instintiva, sin condiciones. Relegamos nuestro tiempo personal en pos de ellos, para cuidarlos, enseñarlos, amarlos....
Pero nosotros fuimos también niños, y quizá ahora, esa persona que ya no es tan joven, que a veces se siente confusa, aturdida, desorientada. Que no recuerda bien cómo hacer las cosas o le tiemblan las manos al hacerlas... necesite que le sea devuelta parte del amor incondicional que entregó.
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