Con la publicación de la guía "Escuela de Padres: Una experiencia práctica con padres de alumnos con discapacidad visual" se pretende ampliar la escasa bibliografía en lengua española sobre organización de escuelas de padres específicamente dirigidas a los padres de alumnos con discapacidad visual, si bien sus orientaciones y directrices pueden ser igualmente aplicadas con provecho a otras discapacidades.
El libro recoge de forma sistemática la experiencia desarrollada en el ámbito de la Dirección Administrativa de la ONCE en Cartagena, bajo la coordinación de la autora, María del Carmen Martínez Martínez. Expone los aspectos teóricos que justifican la conveniencia de articular la intervención familiar a través de escuela de padres, y presenta, comentándolas paso a paso, las etapas de organización y evaluación. La obra se completa con numerosos apéndices documentales, abundante bibliografía, y una relación de recursos disponibles en Internet.
Es un libro interesante, con mucha información que puede utilizarse como recurso frente a otras patologías o discapacidades. Como muestra, extraigo de él el siguiente texto: "Las diferencias, tanto en las ansiedades que la noticia del déficit despierta como en los procesos que cada familia atraviesa, son muy variadas. No obstante, como en todo duelo, pueden encontrarse unas etapas relativamente comunes, como varios autores han descrito:
1. Conmoción. La primera reacción de cualquier padre es inevitablemente de impotente aturdimiento. Tal reacción se presenta sobre todo cuando la mala noticia es dada sin ningún tacto o sin preparación alguna.
2. Rechazo. El rechazo es simplemente la negativa a aceptar la verdad, negar que existe el impedimento o una tendencia a minimizar los efectos de este en el desarrollo del niño. Esta actitud es como una válvula de escape que tienen los padres cuando tratan de sobrellevar sentimientos de culpa junto con el shock que acaban de recibir.
3. Depresión. Una reacción natural que la mayoría de los padres acaban por experimentar antes o después. Es un sentimiento de profunda pena, puesto que es entonces cuando ellos comienzan a asimilar la condición de su hijo y a cambiar sus expectativas. Se centra principalmente en los impedimentos del niño, lo que les hace ver un futuro pesimista.
4. Aceptación. Esta es una etapa muy compleja y muy difícil de definir, porque tal aceptación no tiene nada que ver con el sentimiento de sumisión o resignación frente a la adversidad. El sentido que se da al término de aceptación hace más bien referencia al hecho de que los padres no sienten ya la necesidad de defenderse de la realidad y de su experiencia de dolor. (Serpa y Gutiérrez, s. f.)."
Puedes descargar la guía AQUÍ
Fuente: www.once.es
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