Extracto del libro "Padres brillantes, maestros fascinantes" de Augusto Cury. (algunas expresiones están adaptadas por mi, intentando hacer que la idea quede un poco más clara).
Los niños no necesitan padres gigantescos, sino seres humanos que hablen su lenguaje y que sean capaces de penetrar en sus corazones.
1.- LOS BUENOS PADRES DAN REGALOS, LOS PADRES BRILLANTES DAN SU PROPIO SER.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos la autoestima, protección emocional, capacidad para manejar pérdidas y frustraciones, filtrar estímulos estresantes, dialogar y escuchar.
Los buenos padres, dentro de sus recursos, se encargan de satisfacer los deseos de sus hijos. Les hacen fiestas de cumpleaños, les compran zapatos, ropa, productos electrónicos, e incluso les proporcionan viajes. Los padres brillantes dan a sus hijos algo incomparablemente más valioso, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su ser, su historia, sus experiencias, sus lágrimas y su tiempo.
Los padres que siempre están dando regalos a sus hijos son recordados efímeramente. Los padres que se preocupan por dar a sus hijos una historia se vuelven inolvidables. Muchos padres trabajan para darles el mundo a sus hijos, pero se olvidan de abrirles a ellos el libro de su propia vida.
2.- LOS BUENOS PADRES ALIMENTAN EL CUERPO, LOS PADRES BRILLANTES ALIMENTAN LA PERSONALIDAD.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver reflexión, libertad controlada, valor, optimismo, superación del medio, prevención de conflictos. Los buenos padres cuidan de la alimentación física de sus hijos, los estimulan a tener una buena dieta, con alimentos sanos, tiernos y frescos. Los padres brillantes van más allá, saben que la personalidad necesita excelente nutrición psíquica, se preocupan por los alimentos que enriquecen la inteligencia y las emociones.
Una familia estructurada solía ser una garantía de que los niños desarrollarían una personalidad saludable. Hoy en día, los buenos padres están criando hijos ansiosos, enajenados, autoritarios y angustiados. Muchos hijos de médicos, de jueces y de hombres de negocios se enfrentan a graves conflictos.
¿Por qué la sociedad se ha vuelto una fábrica de estrés? No tenemos control sobre el proceso de formación de la personalidad de nuestros hijos. Los criamos y los ponemos en contacto con un sistema social controlador en etapas muy tempranas de su vida (Foucault,1998).
Cada día están en contacto con miles de estímulos seductores que se infiltran en las matrices de su memoria. Por ejemplo, los padres enseñan a sus hijos a ser comprensivos y a consumir sólo lo necesario, pero el sistema les enseña a ser individualistas y a consumir sin necesidad.
Los buenos padres enseñan a sus hijos cómo cepillarse los dientes, los padres brillantes les enseñan higiene psíquica. A diario, incontables padres les ruegan a sus hijos que practiquen la higiene bucal, ¿pero que hay de la higiene emocional? ¿Qué bien hay en prevenir las caries si las emociones de los niños se vuelven un bote de basura de pensamientos negativos,
caprichos, miedos, reacciones impulsivas y atracción social?
Usted puede no tener dinero, pero si es rico en sentido común, será un padre brillante. Si transmite sus sueños y entusiasmo a sus hijos, será una exaltación de la vida. Si es especialista en quejarse, si muestra temor a la vida y al futuro, si tiene preocupaciones excesivas con respecto a las enfermedades, estará nulificando la inteligencia y las emociones de sus hijos.
Demuestre fuerza y seguridad a sus hijos. Dígales con frecuencia: “La verdadera libertad esta dentro de ti", “¡no seas frágil ante tus preocupaciones!", “controla tu temperamento y tus ansiedades" y “¡elige ser libre!" Hay que combatir cada pensamiento negativo para que no quede registrado.
3.- LOS BUENOS PADRES CORRIGEN LOS ERRORES, LOS PADRES BRILLANTES ENSEÑAN A PENSAR.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar la conciencia crítica, pensar antes de reaccionar, fidelidad, honestidad, capacidad de averiguar y responsabilidad social. Entre corregir errores y enseñar a pensar, existen más misterios de lo que imagina nuestra psicología. Haga que sus hijos reflexionen. No sea un experto en criticar una conducta inadecuada, sino más bien en hacer que sus hijos reflexionen. El regaño y la reprimenda, definitivamente, no funcionan, solo causan fricciones en la relación.
Cuando usted abre la boca para repetir las mismas cosas, inconscientemente estimula la aparición de determinados archivos de la memoria que contienen viejas críticas. Sus hijos sabrán lo que usted va a decir y estarán preparados para defenderse. Por lo tanto, nada de lo que usted diga hará eco en su interior y no generará un momento educacional. Este es un proceso inconsciente. No insista en repetir las mismas cosas por los mismos errores y la misma necedad. A veces insistimos en decir las mismas cosas año tras año, y los jóvenes siguen repitiendo los mismos errores. Ellos son necios y nosotros somos estúpidos. Educar no es repetir palabras, sino crear ideas y encantamiento. Los mismos errores merecen nuevas actitudes.
Sorprender a sus hijos es decir cosas que no esperan, reaccionar en forma diferente ante sus errores y superar sus expectativas. Por ejemplo, su hijo le alza la voz. ¿Qué debe hacer usted? ¡Él espera que le grite y le castigue! Pero en vez de eso, usted permanece en silencio, relajado, y dice algo que le sorprende: "No esperaba que me ofendieras de esta forma. A pesar del dolor que me has causado, te amo y te respeto mucho". Después de decir estas palabras, usted se va y deja que su hijo reflexione. De esta manera, su respuesta sacudirá los fundamentos de la agresividad de su hijo. Si desea causar un gran impacto en el universo emocional y racional de sus hijos, sea creativo y sincero. Así conquistará lo inconquistable.
4.- LOS BUENOS PADRES PREPARAN A SUS HIJOS PARA LOS APLAUSOS, LOS PADRES BRILLANTES LOS PREPARAN PARA ENFRENTAR LOS FRACASOS.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar motivación, osadía, paciencia, determinación, capacidad de superación, creatividad y aprovechar oportunidades. Los buenos padres educan la inteligencia lógica de los hijos, los padres brillantes educan sus sensibilidades.
Estimule a sus hijos a tener metas, a tener éxito en la escuela, en el trabajo y en sus relaciones sociales, pero no se detenga ahí. Ayúdelos a no tener miedo de sus fracasos. No hay podio sin derrota. Mucha gente no llega al podio no porque no sea capaz, sino porque no ha aprendido a superar sus fracasos a lo largo del camino. Mucha gente no puede brillar en el trabajo porque se rinde al primer obstáculo. Algunas personas no tienen éxito porque no han tenido la paciencia de aceptar un "no", porque no tienen la osadía de enfrentar algunas criticas ni la humildad para reconocer sus errores. La perseverancia es tan importante como la habilidad intelectual.
Los padres que no tienen el coraje de reconocer sus errores nunca enseñarán a sus hijos a enfrentarse a sus propios errores y a crecer con ellos. Los padres que admiten que siempre tienen la razón nunca enseñarán a sus hijos a trascender sus propios fracasos. Los padres que nunca se disculpan jamás enseñarán a sus hijos a lidiar con la arrogancia. Los padres que no revelan sus miedos siempre tendrán dificultad para enseñar a sus hijos a encontrar, a través de la pérdida, la oportunidad de ser más fuertes y experimentados.
5.- LOS BUENOS PADRES HABLAN, LOS PADRES BRILLANTES DIALOGAN COMO AMIGOS.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver solidaridad, compañerismo, placer de vivir, inteligencia interpersonal. Entre conversar y dialogar hay una gran diferencia. Hablar es expresar el mundo que nos rodea; dialogar se refiere a expresar el mundo que somos. Dialogar es contar experiencias, es compartir secretos de lo que está oculto en el corazón, es penetrar mas allá de las cortinas de la conducta y es desarrollar la inteligencia interpersonal (Gardner, 1995).
Deberíamos adquirir el hábito de reunirnos al menos una vez a la semana con nuestros hijos para dialogar con ellos. Deberíamos darles libertad para que puedan hablar de si mismos, de sus aflicciones y de sus dificultades de relación con sus hermanos y con nosotros, sus padres. No puede imaginarse lo beneficiosas que estas reuniones pueden llegar a ser. Si los padres nunca les han contado a sus hijos sus sueños más importantes, ni han escuchado acerca de sus grandes alegrías y desilusiones, formarán un grupo de extraños y no una familia. No hay una formula mágica para construir una relación saludable. El diálogo es irremplazable.
6.- LOS BUENOS PADRES DAN INFORMACIÓN, LOS PADRES BRILLANTES CUENTAN HISTORIAS.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar creatividad, inventiva, perspicacia, raciocinio esquemático, capacidad para encontrar soluciones en situaciones difíciles. Los buenos padres son una enciclopedia de información. Los padres brillantes son agradables contadores de historias, son creativos, perspicaces, capaces de extraer de las cosas más simples bellísimas lecciones de vida. Apenas tenga el hábito de dialogar, cuente historias, cautiven a sus hijos por su inteligencia y afectividad y no por autoridad, dinero o poder.
Conviértanse en personas agradables e influencien en el ambiente donde los hijos están. La imagen que los amigos de sus hijos tengan de ustedes, es el termómetro que indica si son agradables, indiferentes o insoportables. Si ellos se complacen en acercárseles, ustedes aprobarán el examen, si los evitan fueron reprobados y tendrán que revisar sus actitudes. Los padres que son contadores de historias, no tienen vergüenza de usar sus errores y dificultades para ayudar a sus hijos a meterse dentro de sí mismos y encontrar sus caminos.
7.- LOS BUENOS PADRES DAN OPORTUNIDADES A SUS HIJOS, LOS PADRES BRILLANTES NUNCA SE RINDEN.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar aprecio por la vida, esperanza, perseverancia, motivación, determinación y capacidad de debatir, de superar obstáculos y de vencer fracasos. Los buenos padres son tolerantes con algunos errores de sus hijos. Los padres brillantes jamás desisten de ellos, aunque los decepcionen, cometan errores, no les agradezcan y pasen por los senderos de los trastornos emocionales.
El mundo puede no creer en nuestros hijos, puede suponer que no lograrán nada en la vida, pero si somos padres brillantes podremos creer en ellos, procurar distinguir lo que ninguno ve. Los padres brillantes son sembradores de ideas y no controladores de sus hijos. Siembran en el solar de sus inteligencias y esperan que un día germinen sus semillas. Durante la espera puede haber desolación, pero si las semillas son buenas, un día germinarán.
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5 comentarios:
Qué bueno Merche!! :)
¿Puedo llevármelo en parte -la otra parte tendrían que venir a leerla aquí- para uno de los blogs en los que a veces colaboro (los de Aprender es fácil)?
besitossss
Por supuestísimo, faltaría más ;)
Gracias corazón, ya está: http://primariaaprenderesfacil.blogspot.com/2010/04/siete-habitos-de-los-buenos-padres-y-de.html
besitosss
Esto es magnífico. Muchísimas gracias por todo lo que compartes!!!
Precioso. Gracias
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